Lunes
Mientras preparo la comida, mi hijo se acerca.
Mamá soy el único niño latinoamericano del instituto al que sus papás no le pegan.
Hijo, ¿en serio?
Sí, uno de mis compañeros me dijo lo mismo que le dicen a Juan (un amigo de Venezuela). Le dicen que lo golpean porque lo quieren y se preocupan por él.
¿Y qué les respondiste?
Le dije que sí, que seguro mis padres no me quieren. Me dice en un tono sarcástico.
Me lleno de impotencia y rabia cuando escucho esas historias de violencia.
¿Qué sociedad estamos creando?
Normalizar la violencia desde la infancia es inaceptable, especialmente en una época en la que hay tanta información y estudios sobre las consecuencias, con adultos ansiosos, traumatizados y medicados de por vida.
Me llena de miedo pensar en el mundo en el que está creciendo mi hijo.
A la vez me alegro y alivio al pensar en la familia en el que está creciendo mi hijo.
Miércoles
Voy a mi cita con el Médico general.
¿Qué tienes Janiela?
Vengo a revisar las analíticas.
Se ajusta las gafas y empieza a revisar en el ordenador.
A ver, la enzima hepática la tienes un poco baja, pero siempre te sale así -era la primera vez que esa doctora veía una de mis analíticas en la vida-.
Triglicéridos bien.
Colesterol bien.
Estás estupenda.
Disfruta.
Me fui a disfrutar.
Viernes
Llegué puntual a la oficina de extranjería en Benidorm para mi cita. Fueron cuarenta y dos minutos en coche, cantando -gritando- canciones de Chayanne y Ricardo Montaner.
Escuché el podcast de Javier Aznar con Gabriela Consuegra y me encantó que mencionaran a Chayanne.
Por eso tomé la valentía de confesar aquí mis gustos musicales cuando viajo sola.
Afortunadamente, encontré aparcamiento rápidamente. Antes de salir del coche, analicé la idea de cambiar mis zapatillas por zapatos altos.
Al revisar en Google Maps la distancia hasta la oficina y reflexionar que tal vez debía bajar unas doscientas escaleras para llegar, opté por la comodidad.
Comenzó el tormento de los nombres, en mi vida sería todo más sencillo si nadie me llamara.
Woody Allen tiene fobia a entrar, yo tengo fobia a que me llamen.
El chico de la recepción levanta la mirada y me suelta: ¿Nacionalidad? Le digo que no. Repite: ¿Nacionalidad?
Le respondo: Ah, venezolana.
Luego, me pregunta: ¿Alexandra? Empecé a ponerme nerviosa.
Sí, me llamo Janiela Alexandra.
Me indica que me siente, y cinco minutos después llega otra chica. Escucho: ¿A qué hora tienes la cita? La chica le responde: A las 10:45. ¿Daniela?, pregunta el chico. Sí, responde ella. Siéntate. Entonces, la chica se sienta detrás de mí.
El empleado grita: Daniela.
Me pongo de pie, pero enseguida dudo, no vaya a ser que se haya confundido.
La chica se levanta también. Yo soy Janiela, y tú eres Daniela. Le digo.
Me dirijo al empleado: ¿Perdona? El empleado responde: Daniela Alejandra.
¿Qué? No entiendo nada.
Yo soy Janiela Alexandra. Le digo a la chica pero me ignora. Pensé que se alegraría por la magnífica coincidencia.
La chica se llama como yo, pero de una manera más simple, como un Pokémon sin evolución.
Diez minutos después, llaman a otra señora que tiene un nombre que suena muy parecido al mío. Me levanto confundida. Me vuelvo a sentar.
Decido ponerme de pie y acercarme a la recepción, le pido disculpas y le digo que estoy sorda. Tengo las analíticas perfectas, pero sufro de sordera, creo.
Revisamos la lista juntos y confirmamos mi nombre, apellido, día de la cita y nacionalidad.
El empleado dejó de parecer tan serio y comenzó a sonreír. Volví a sentarme.
Cinco minutos más tarde, con amabilidad, se me acerca y me susurra: Mesa 9, siéntate allá, te llamarán.
Viernes
Entré a un Webinar con Matthew Hussey.
He seguido a ese tipo durante años y años me gusta su enfoque sobre relaciones.
Tiene años hablando sobre límites y el breadcrumbing y el goshting.
He aprendido que aprendo por repetición y hartura.
Luego de escuchar millones de veces las mismas cosas y equivocarme millones de veces con los mismos errores para que llegue ese precioso momento en que me mire al espejo con la máscara de pestañas corrida y diga: YA BASTA.
En fin, que el Webinar era para vendernos un curso bastante costoso de coaching sobre relaciones. Me quedé con algo que dijo y se los quiero compartir a todas mis amigas y amigos que están solteros:
Necesitas a alguien en tu vida que quería estar contigo y luche por estar contigo. Que quiera conocerte, se interese en conocerte y a quien le parezcas una persona increíble.
Aclaro, no desde esa lucha de novela mexicana.
En cambio, hablo de la lucha en la que, a pesar de las limitaciones de tiempo y distancia, ambos estén dispuestos a buscar y encontrar los momentos perfectos para conectarse de manera auténtica.
Como escribió Luciano Lutereau: “Las condiciones del encuentro amoroso se modificaron y quizás hablar de encuentro amoroso es hasta un poco optimista, en el amor no siempre hay encuentro. Hay algo de lo que se llama la experiencia amorosa que hoy no necesariamente encuentra”.
Mis amigas y yo hablamos del amor desde una perspectiva bastante pesimista.
Desde la que no entendemos que está pasando, ya nadie quiere forjar vínculos, conectar, comunicar necesidades y deseos.
Nos repetimos con cierta incredulidad que seguro habrá alguien allá afuera que quiera lo mismo que nosotras. Aprender a perder y desde la perdida, aprender a escoger cada vez mejor.
Creo que de eso se trata.
Sábado
Fue una semana llena de revelaciones.
Me mantuve bastante ocupada con mis proyectos.
Quizás la realidad es que no soy enamoradiza, la verdad es que tengo mucho tiempo libre, al menos mentalmente hablando.
Necesito crear, y cuando no lo hago, tiendo a revolver el pasado y comenzar a escribirle a algún tipo.
Los tipos siempre están ahí y siempre lo estarán.
La conexión está al alcance de la mano en estos tiempos, y con una simple reacción en Instagram, puedes tener el poder de perturbar la vida de alguien.
Escuché a Elizabeth Gilbert en Se regalan dudas y explicó, que encontrar su verdadera pasión fue consecuencia de vivir como le habían enseñado en su familia.
Ese “deber ser” la hizo tocar fondo y esa fue la señal de que necesitaba empezar a hacer las cosas distintas.
Recitó un precioso poema de Emily Dickinson:
EXCLUSION.
The soul selects her own society,
Then shuts the door;
On her divine majority
Obtrude no more.
Unmoved, she notes the chariot's pausing
At her low gate;
Unmoved, an emperor is kneeling
Upon her mat.
I've known her from an ample nation
Choose one;
Then close the valves of her attention
Like stone.
“El alma elige su propia sociedad / Luego cierra la puerta”.
Descubrir qué sociedad tiene tu alma.
¿Qué te eleva?
¿Qué actividad hace que tu tiempo vuele?
¿Qué te grita tu cuerpo?
¿Qué atrae tu alma?
Qué actividad realizas y te hace dejar de pensar en el amor y en el espacio vacío y en el mensaje que no te respondió y en la culpa y en el miedo y en la responsabilidad del otro que en realidad la tienes tú.
Ese es el lugar.
Escribo esto en la mañana del sábado, antes de irme a Valencia para la presentación de mi libro.
En LinkedIn, compartí que mentiría si dijera que nunca lo imaginé, porque la verdad es que lo imaginé y soñé con ello un millón de veces.
Detrás de este logro, hay un gran esfuerzo, dedicación y trabajo constante. Este año, he dedicado cada día a realizar actividades que me hagan sentir orgullosa de mí misma.
Todo lo que hago, lo hago por mí y me hago la misma pregunta constantemente: "¿Esto que estoy haciendo hará sentir orgullosa a la Janiela del futuro?"
Por supuesto, dejo un pequeño espacio para el error, porque, después de todo, ¿de qué otra forma aprendería? ¿De qué escribiría?
Sin embargo, al menos el 80% de mis acciones se basan en esa premisa.
Ha sido un año increíble, y quiero agradecerles a todos ustedes por estar aquí.
Los quiero mucho.
Jani.
Mi pokrmon evolucionado te amooo me encanta siempre leerte es un gusto para mi
Orgullosa de ti y de tus triunfos. Sigue adelante mi niña hermosa. Vi en vivo la presentación de tu libro. Excelente todo. Mil bendiciones y que sigan los éxitos.